El primer paso a dar para construir el relato artístico para la movilidad consiste en responder a la pregunta, qué somos.
Qué somos es la primera cuestión a responder ante cualquier persona que muestra interés por un proyecto u organización. Su proceso de definición quizás es el más largo -y a la vez el más agradecido, que un profesional o estructura aborda para construir el relato artístico. Sin duda responder a ¿qué soy? está en la raíz de toda la actividad y la propuesta que posteriormente se va a ir desarrollando.
Contestar a qué somos, quiénes somos obliga a definirse inequívocamente en un marco de actuación real, coherente y reconocible por las personas que van a recibir la información, pero a la vez diferenciado de otras muchas ofertas que, a primera vista, podrían ser similares. Por ejemplo, si una compañía de teatro se presenta como “Una Compañía de Teatro” quienes reciben la información se harán una composición rápida de la actividad que desarrolla, pero no van a ir mucho más allá. Si la misma compañía se presenta como “Laboratorio de Investigación Teatral y Producciones” los receptores de la información la procesarán de una manera diferente, quizás no la visualizarán tan rápidamente como en el caso anterior pero, probablemente, el impacto será más efectivo y levantará más expectativas. Por supuesto, la compañía deberá justificar de manera clara, en las siguientes partes del relato, el porqué de esta definición. Otro ejemplo, una “Sala de Teatro y Centro de Producción de Teatro para Niños” se puede definir de esta manera, u optar, en función de su actividad, por otra: “Plataforma de Creación Escénica para la Infancia”. La segunda muestra una actividad que va más allá de la representación o producción de obras escénicas como, muy probablemente, su proyecto apunta.
Autodenominarse “grupo de…”, “artista de…”, “centro de…”, “sala de…”, “plataforma”, “red”, “festival”, “entidad”, etc. manifiesta un significado claro y compartido, pero no va más allá de lo previsible y dice poco de las múltiples capacidades disponibles para realizar los proyectos que pueden llegar a proponer. En este punto hay que volver a la idea de “multiproyecto”, definido en Multiproyecto Artístico y Movilidad Internacional, concepto básico para asegurar la sostenibilidad del proyecto o estructura y mejorar su movilidad. Aunque, habitualmente, quien dirige un proyecto artístico lo lleva a cabo siguiendo diferentes líneas de acción: creación, investigación, educación, etc. en muchos casos no acaba de ser consciente del enorme potencial que tiene vincular todas estas capacidades a un relato artístico. Estás capacidades conjuntas pueden dar lugar a una definición única del proyecto y, de esta manera, transmitir un multiproyecto más ajustado a la realidad.
Con todo, no hay que construir el relato del proyecto a partir de una serie de palabras originales sin apenas vinculación a la realidad de los sectores y de la audiencia en un ámbito nacional e internacional. El proceso de definición, ya se ha dicho, es largo, y será necesario investigar en otros proyectos de naturaleza similar y en otros lugares del mundo. Conocer cómo se presentan proyectos de referencia en todo el mundo proporciona la base necesaria para asegurar que la propuesta propia tenga garantizada su credibilidad. Trabajar directamente en inglés o hacer la traducción de manera simultánea mientras se van generando ideas, es la mejor manera de no equivocarse y pecar de "super-singular" y creativo. Singularidad y credibilidad serán términos que deberán ir aparejados.
En el proceso de definición del ¿qué somos? surgen a menudo dudas que van mucho más a la esencia del proyecto, como por el ejemplo cuestionarse la denominación o marca del mismo. Se da muy a menudo el caso que un proyecto con un nombre histórico de un colectivo de artistas, ha evolucionado hasta tener una única persona como responsable. Por su lado, el creador o creadora ha evolucionado y ya no se siente cómoda siguiendo la trayectoria del proyecto en sus inicios. ¿Deberá cambiar el nombre del proyecto? ¿Continuar con él pero cambiando el relato? ¿Añadir un eslogan al nombre de marca? ¿Dar valor al nombre del responsable artístico sobre la denominación histórica? Otro caso, una agente o mánager de artistas puede optar por darse una identidad propia o definirse a partir de los artistas con los que trabaja, ¿Qué nombre de marca utilizará? ¿Cómo se presentará? ¿Por su nombre? ¿Su marca? ¿La de los artistas? Todas ellas reflexiones necesarias en el complejo proceso de definición para comunicar y posicionarse en el mundo de las artes a nivel global.
En el siguiente capítulo responderemos a una nueva pregunta clave para construir el relato artístico para la movilidad, ¿qué hacemos? ¿qué hago?. Mantened la atención al hilo en los próximos episodios que va a venir.
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