Propuestas de Valor de los Sectores Culturales y Valores de la Cultura

Las propuestas de valor de los sectores culturales tienen su origen en principios y “valores” propios de la cultura y del arte. Estos son los principales factores de diferenciación respecto a otros sectores productivos, sociales e industriales.

La propuesta de valor de una organización cultural, de un artista o de un colectivo integra un conjunto de “valores” por los cuales diferentes actores y entidades deciden adquirir sus producciones y servicios. La propuesta de valor y los valores son conceptos distintos, aunque van ligados y son necesarios tener en cuenta para el desarrollo de los proyectos. En los sectores culturales la propuesta de valor es una promesa que el creador, productor o facilitador de la cultura hace al usuario, consumidor o financiador, de un beneficio futuro que obtendrá si compra o facilita el desarrollo de un determinado proyecto.


Por otro lado, los valores se refieren a beneficios o necesidades que los proyectos culturales cubren a las personas o entidades a los cuales van dirigidos. En otras palabras, son los valores proporcionados por los proyectos culturales, por los que la ciudadanía está dispuesto a adquirirlos y a hacer uso de ellos.


LOS VALORES CULTURALES O INTRÍNSECOS DE LA CULTURA

 
Los valores pueden ser de muy diversa índole. Sin embargo, los que nunca deberán faltar en la producción cultural son los valores culturales. Incluir en la propuesta de valor valores culturales le otorgará un factor diferencial respecto a otros productos que no posean estas cualidades.


Las organizaciones culturales y, en general, todo productor o mediador cultural, han de estar muy atentos a la definición de su propuesta de valor. Los valores culturales y artísticos han de estar en el centro de los proyectos. Si un producto o servicio carece de estos, se le podrá considerar con capacidad de aportar algún tipo de valor y cubrir algún tipo de necesidad, pero, definitivamente, no podrá ser considerado una producción o servicio cultural. Por ejemplo, como valor cultural, una obra artística puede ofrecer visiones alternativas de la realidad, enriqueciéndola, desarrollando la imaginación y el pensamiento crítico. Su propuesta de valor utilizará estas características para convencer al comisario de exposiciones, a la directora de una galería o al comprador final de que la obra desvelará todos estos valores en el momento de ser contemplada.


Así, lo que diferencia un producto cultural de otro tipo de producto es la capacidad de crear y proporcionar valor cultural. Por ejemplo, son valores culturales, la capacidad de emocionar, de reflexionar, de conectar con tu yo más íntimo, de desarrollar el pensamiento crítico, y tantos otros dependientes de la experiencia subjetiva de las personas en las artes. Un libro, una música, una coreografía, una galería emocionan, provocan la imaginación, hacen reflexionar, muestran nuevas visiones estéticas,  otras posibilidades críticas de la realidad, etc. Las propuestas de valor de libros, músicas, espectáculos de danza o galerías serán la promesa de que a partir de su lectura, audición o contemplación se adquirirán estos valores.


OTROS VALORES DE LOS PROYECTOS CULTURALES


Pero también los productos culturales pueden proporcionar otros tipos de beneficios y resolver otras necesidades. La producción cultural además de aportar beneficios y cubrir necesidades a partir de los valores culturales, también tiene la capacidad de aportar otro tipo de beneficios basados en otros tipos de valores. En este sentido, su riqueza se amplia y las posibilidades de ser adquirida por personas o entidades se multiplica considerablemente.


Las propuestas de valor de las producciones culturales también se asocian con los valores económicos. La producción cultural es capaz de aportar ingresos económicos a creadores, trabajadores de la cultura, empresas, organizaciones. Es un requisito necesario para garantizar la supervivencia de la producción artística ya que, en muchos casos, esta desaparecería si no pudiera ser una vía de sustento para seguir produciendo. Los valores relacionados con el beneficio económico son propios de todo tipo de actividad mercantil por lo que, aunque necesarios para la sostenibilidad de los proyectos, no pueden ser considerados un factor diferencial respecto a otros productos o servicios.


Los valores sociales también se asocian habitualmente a la producción cultural. Los proyectos culturales pueden ir dirigidos a desarrollar y reforzar los vínculos de las comunidades sociales, tanto internamente como en su diversidad. Los proyectos culturales que fomentan la inclusión social, la diversidad o buscan abrir caminos a la reducción de las desigualdades y las injusticias, estarán creando valor social.


Los proyectos culturales que proporcionan valores humanos son aquellos que refuerzan el desarrollo de las personas. Así la educación, las curas o los cuidados los podemos incluir en este grupo de valores. Aunque, también, el entretenimiento, el descanso o el merecido relax en este mundo tan cargado de sobresaltos.


Otro tipo de valores habituales en la producción cultural son los medioambientales, políticos, éticos, etc.


Así, un producto, servicio, actividad o proyecto, generado por los sectores y las industrias culturales lo podemos considerar cultural o artístico si proporciona valor a las personas u entidades a partir de los valores intrínsecos de la cultura. Además, muy probablemente proporcionaran otros tipos de valores. Su conjunto lo harán atractivo a los usuarios y clientes potenciales y, por lo tanto, con capacidad de ser adquiridos por ellos.